Afrocuban symphony es una obra compuesta en tres movimientos para orquesta, coro, electrónica (en vivo y en estudio) y solistas. Los solistas están encuadrados en dos ensembles: ĒTHĘR ensemble y Albericolá.

La orquesta está dirigida por Ane Legarreta. Es una orquesta creada por José Ángel Babiano en Musikene y exclusivamente para esta obra. ĒTHĘR ensemble está formado por José Ángel Babiano (creador y director de ĒTHĘR, composición, piano y electrónica), Garazi Navas (acordeón), Pau Torres (saxofones soprano, alto y tenor), Sofía Castilla (violín), Alejandro Saúl Martínez (violoncello), Nasim López-Palacios (batería), Nerea Quincoces (percusión y batería), Cesáreo Muñoz (violoncello), Alejandro Mingot (guitarra eléctrica), Xabier Peroníe (electrónica) y Ledian Mola (violín y contrabajo). Albericolá está formado por Ledian Mola (creador y director de Albericolá, contrabajo y voz), Nasim López-Palacios (batería), Víctor Vega (trompeta), Eolo Andino (saxo alto), Franco Cavalleri (piano), José Ramón García (electrónica), Lucas Tauzin (vibráfono), Nico M. Alfaro (guitarra eléctrica) y Denis Barzaga (tambor batá). El coro es Alkyone Chorus, dirigido por Agnès Denneulin.
Esta sinfonía es, como su nombre indica, una obra de inspiración afrocubana. Partiendo de la cultura Yoruba, originaria en África occidental (Nigeria, Togo, Benin y Ghana fundamentalmente) y que tras la colonización española y la llegada de esclavos africanos de estas regiones, se originó un sincretismo entre la religión de los colonizadores (el cristianismo) con la religión de estos esclavos (yoruba), creándose especialmente en Cuba lo que hoy conocemos como Santería. Pero otras formas de religión, como el Vudú, también tienen sus raíces en la religión y cultura yoruba.

Así pues, es una obra de índole tribal, con una fuerte presencia divina y mágica y con una relación directa con la cosmología y los sistemas de creencias neolíticos. Pero creada desde un punto de vista musical occidental y sin tratar de perder en ningún caso la esencia original de esta forma de entender la música por parte de sus orígenes africanos y afrocaribeños.

Está construida en torno al número 3 y sus múltiplos enteros (6, 9, etc.). Desde la forma global a cada uno de los elementos que construyen cada movimiento. Asimismo, la Sinfonía y sus movimientos se construyen temporalmente en torno al número áureo y a la sucesión de Fibonacci para tratar de otorgar una sensación musical orgánica en el oyente. No se trata de que perciba el número áureo o las sucesiones de Fibonacci que aparecen, sino que sirven al compositor, a Babiano, para tratar de evocar una sensación de organicidad natural en la música que está escuchando

En sí misma, la sinfonía está pensada como ‘Cine sin imágenes’, no música de cine o para medios audiovisuales, sino cine en sí mismo, como si de una película musical sonora se tratara.

Toda la música ha sido realizada por alumnos (hoy exalumnos) y algún profesor de Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco. Toda ella ha sido grabada en Musikene (bien por José Ángel Babiano o bien por Juanan Ros (todo el tercer movimiento concretamente) y producida por José Ángel Babiano). Por ello me gustaría agradecer de corazón a Musikene, nuestra casa, que pudiéramos conocernos todos allí y que se pudiera fraguar todo esto en este centro.